"COGNITIO INAESTIMABILE RES EST"


"El Conocimiento, es una cosa inestimable"

Arturo Prat Chacón. Héroe de la Patria y además Abogado


Agustín Arturo Prat Chacón, nació en la Hacienda de San Agustín de Puñual, cerca de Ninhue, en la Provincia de Ñuble, el día 3 de abril de 1848. Era hijo de Pedro Agustín Prat Barril y María de la Luz Rosario Chacón Barrios.

En 1858, debido a algunos problemas económicos de la familia, viajó a Valparaíso para vivir bajo la tutela de su tío Jacinto Chacón y ese mismo año ingresó a la Escuela Naval.

En 1864, consiguió el grado de guardiamarina y fue asignado a la Esmeralda. Al año siguiente participó en el combate de Papudo, donde la corbeta "Esmeralda" capturó a la nave española "Covadonga". En 1867 fue ascendido a Teniente y solicitó licencia para estudiar leyes en la Universidad de Chile. SE GRADUÓ DE ABOGADO EN 1878. Tres años antes de recibirse contrajo matrimonio con Carmela Carvajal Briones.

El 26 de julio de 1876 obtuvo su título de Licenciado en Leyes. Para ello presentó como Memoria un tema que era de actualidad en la fecha: las observaciones a la ley de elecciones recién publicada. En su trabajo se revelan dos aspectos interesantes y destacados de su inteligencia: sus tendencias filosóficas y su espíritu de investigación.

Licenciado en Leyes, Arturo Prat inició los trámites para obtener el título de abogado y el 31 de julio de 1876, vestido de uniforme de parada, con su espada al cinto llegó a la Corte. Llamó la atención y curiosidad en el recinto de los Tribunales al ver por primera vez un marino en trámites para obtener el título de abogado; hombre sencillo y sin vanidad, quiso en esa ocasión, para él solemne y de imperecedero recuerdo, presentarse con lo mejor que tenía.

Al anunciarle el portero, a la hora fijada, que no habría examen y en consecuencia podría retirarse y esperar se le fijara una nueva fecha para este examen, Prat, no acostumbrado a estas manifestaciones tan en desacuerdo con la Ordenanza Naval, como faltar a la puntualidad y al respeto a la palabra o compromiso contraído, se incomodó visiblemente, pues se le había hecho concurrir desde Valparaíso en un día y hora determinados, prescindiendo que esto para él era un sacrificio.

Por lo tanto, reclamó con toda justicia al primer oficial de la Secretaría de la Corte, quien le aconsejó pidiera audiencia para hablar con el Presidente del Tribunal, don Manuel Montt Torres.

Prat, sin dilación alguna, consiguió la audiencia solicitada y expuso a Montt la urgencia de volver a su buque y le rogó se sirviera tomarle el examen correspondiente.

El señor Montt consultó el caso con sus colegas y sin vacilaciones, su petición fue aceptada por unanimidad y el portero recibió orden de hacer entrar a la sala, a aquel oficial de Marina tan justamente molesto.

Pero al entrar, nuestro héroe fue detenido por el portero, quien le manifestó que al Tribunal no era permitido llegar ni con bastón ni mucho menos con espada y que tuviera a bien quitársela.

Por primera y única vez en un acto oficial, Arturo Prat entregó su espada en manos ajenas, sólo ante la majestad de la ley, en la portería del primer Tribunal de la República.

Ello no lo habría de conseguir ni siquiera la abrumadora superioridad del "Huáscar", ni aún la misma muerte en la cubierta del monitor; pero sí los jueces de la Corte Suprema de Justicia de Chile.

De tal manera, Arturo Prat entró en la sala despojado de su espada y como simple licenciado en leyes, aún cuando vistiera su más elegante levita de Capitán de Corbeta.

Dio un brillante examen y luego de ser aprobado unánimemente, terminada la audiencia fue felicitado por el secretario, señor Infante, en nombre de la comisión que lo examinó, por la extraordinaria competencia demostrada en el examen.

Se le hacía justicia al talento, a la perseverancia en el estudio y a las dotes naturales de este hombre de excepción.

Antes de ser examinado, ya Prat había desempeñado con brillo labores de abogado al defender al ingeniero Ricardo Owen, acusado de desobediencia y después a su amigo y compañero Luis Uribe Orrego, acusado del delito de desobediencia y desacato a sus superiores.

En una defensa notable por su precisión y habilidad magistral, dejó de manifiesto la actitud arbitraria e increiblemente enconada del Almirante José Anacleto Goñi Prieto, el no menos censurable proceder del Ministro Alberto Blest Gana en Europa y la poca versación en estos menesteres del fiscal. Fue un gran triunfo de Arturo Prat, pues el Consejo de Guerra absolvió al acusado, dándole por cumplido el tiempo de seis meses en que Uribe estuvo arrestado y le concedió todas las indemnizaciones a que tenía derecho.

Sin contar al fiscal, Capitán de Fragata Luis Ignacio Gana y al defensor, Capitán de Corbeta Arturo Prat, el Consejo estuvo compuesto por el Contralmirante Santiago Jorge Bynon, Capitanes de Fragata Galvarino Riveros Cárdenas y Luis Alfredo Lynch Zaldívar, los de Corbeta Oscar Viel Toro y Luis Pomar Avalos, el auditor de guerra Ramón Huidobro y de los secretarios Luis Angel Lynch Irwing primero y Constantino Bannen Pradel, después.

A la muerte del Vicealmirante Manuel Blanco Encalada, ocurrida el 5 de septiembre de 1876, entre otros oradores, hizo oír su voz en sus funerales en Santiago, leyendo un discurso que reveló su erudición.

Igual cosa ocurrió el 27 de diciembre de 1877 en los funerales del Vicealmirante Robert Winthrop Simpson, en que despidió sus restos con una brillante elocuencia.

El año 1876 la Escuela Naval se cerró y Prat pasó a desempeñarse como ayudante en la Gobernación Marítima de Valparaíso y fijó su estudio de abogado en la Plaza de la Justicia, en los altos del Banco Consolidado de Chile.

Esto le permitía atender sin inconvenientes, en horas de franco su clientela y en horas de servicio los deberes de su cargo.

Cuando se presentó en la Camara de Diputados el proyecto de Ley de Navegación, con fecha de 14 de diciembre de 1876, algunos de sus autores tomaron contacto con Arturo Prat, para que éste emitiera un juicio al respecto e insinuara modificaciones que estimara conveniente.

Después de algunos meses de trabajos incesantes, Prat manifestó sus observaciones y presentó a los autores del proyecto una gran cantidad de comentarios fundamentados en 152 artículos. Muchas de sus propuestas fueron aceptadas y la ley salió aprobada el 24 de julio de 1878 y permaneció vigente cien años.

En 1878, fue enviado en una misión confidencial a Buenos Aires y Montevideo, en los momentos en que el país tenía problemas fronterizos con Argentina. Poco antes de iniciarse la Guerra del Pacífico, cuando ya contaba con el grado de Capitán de Corbeta, fue nombrado asesor naval del Ministro de Guerra don Rafael Sotomayor y juntos se embarcaron rumbo al norte en el blindado Blanco Encalada, el 2 de abril de 1879. Tres días más tarde, Chile le declaró la guerra a Perú y Bolivia. Cuando ya se encontraban en su destino, el Ministro lo envió a Santiago para organizar el aprovisionamiento de la Escuadra.

Regresó al norte en mayo de 1879, y el Almirante Williams le encomendó la misión de bloquear el puerto de Iquique, después que la escuadra zarpara rumbo a El Callao. El 21 de mayo de 1879, Prat se cubrió de gloria durante el célebre Combate Naval de Iquique, como capitán de la fragata Esmeralda. En medio de aquél Combate abordó al monitor peruano y murío sobre su cubierta. Así, su gesto y sacrificio heróico, como también el de su tripulación y oficialidad estimularon enérgicamente el sentimiento nacional e hicieron emerger poderosamente el patriotismo en la población. Su gesto heróico se recuerda hasta nuestros días y nos llena de orgullo.

"Muchachos, la contienda es desigual, pero, ánimo y valor. Nunca se ha arriado nuestra bandera ante el enemigo y espero que no sea ésta la ocasión de hacerlo. Por mi parte , os aseguro que mientras yo viva, esa bandera flameará en su lugar y si yo muero, mis oficiales sabrán cumplir con su deber"

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